Actualmente la especialidad de
urología vive un momento importante de cambio: la cirugía laparoscópica
emerge con fuerza consolidándose como el nuevo estándar en muchas
indicaciones quirúrgicas urológicas, sustituyendo a la cirugía abierta.
En la actualidad estamos realizando por laparoscopia de forma más o
menos rutinaria, las siguientes intervenciones:
Nefrectomías totales, Nefrectomías
parciales, Plástias pielo ureterales, Quistectomía renales,
Pielolitotomía y Prostatectomías radicales por Cáncer de próstata.
De todas estas patologías enumeradas anteriormente la cirugía laparoscopica está con una indicación relevante en todo lo que es cirugía renal, tanto de exéresis (nefrectomías) como reconstructiva (Pieloplastias, nefrectomías parciales, quistectomías, etc...). También tiene un papel destacado en la cirugía radical del cáncer de próstata (prostatectomía radical laparoscópica)
En comparación con la cirugía abierta clásica las intervenciones laparoscópicas aportan una serie de ventajas:
- Acortamiento de la estancia hospitalaria (2,8 días) encomparación con la cirugía abierta (7,3 días)
- Disminución del requerimiento de analgesia post operatoria por menor dolor.
- Menor requerimiento de necesidad de transfusiones, por menor sangrado
- Disminución del tiempo de incorporación a su actividad profesional habitual (de 17 a 21 días) en relación con la cirugía abierta (de 35 a 45 días)
- Tiempo de duración de la cirugía similar a la cirugía abierta
- Menor cicatriz y por lo tanto menos invasiva
- Menor riesgo de infecciones de herida, por menor cicatriz
- Menor porcentaje de complicaciones
Por todo esto, hoy en día, la cirugía minimamente invasiva renal y del cáncer de próstata está superando en efectividad y seguridad a las técnicas abiertas y cada vez en más hospitales y clínicas se está incluyendo la cirugía laparoscópica como tratamiento de estas patologías de forma rutinaria.